Durante 2014
Brasil ha obtenido unos ingresos por turismo internacional del orden de los 6.900
millones de dólares, apenas 203 millones más que el año anterior, según el Portal
da Copa.
Aunque se ha roto
el récord del año 2013, con estos números queda absolutamente claro que el Mundial de fútbol no se ha traducido en un evento rentable para el país, ya que sin Mundial, los turistas extranjeros
dejaron 6.710,71 millones de dólares en 2013 y otros 6.644,86 millones en 2012,
según datos del Ministerio
de Turismo.
Las autoridades
calculan que un millón de turistas
extranjeros visitaron Brasil por el Mundial y permanecieron una media de 15,7 días en el pais. De
ellos, 90,2 % afirmó que el Mundial fue la principal razón de su visita. La pregunta
es cuántos han dejado de ir por el
mismo motivo.
Presupuesto
oficial
Sólo en la construcción o reforma de los estadios se gastaron 3.254,34 millones de dólares y otros 3.387,64 millones se invirtieron
en proyectos de movilidad urbana. Si a eso le sumamos los 2.771,46 millones
en puertos y aeropuertos, 148,87 millones en telecomunicaciones, 388,38
millones en financiación de nuevos hoteles, 1031,05 millones en seguridad y
defensa, 659,29 en energía y 224,48 millones de dólares en
estructuras complementarias, el perjuicio es evidente.
Obviamente, no
todo es gasto. Parte de los 12.000 millones de dólares se habrá transformado en
infraestructuras que mejoran la vida de los brasileños, o al menos
que permiten el incremento de los ingresos turísticos.
La actual crisis energética y la escasez de agua potable en el estado
de São Paulo parece confirmar la tesis que sostiene que Brasil tenía
otras prioridades.
El gobierno
quiere vender como éxito, algo que realmente no lo fue.
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